Decálogo imprescindible para mantener tu coche y tu conducción en primavera
Los coches de hidrógenos se encuentran ahora mismo en el centro de la conducción eco-eficiente. La previsión para 2030 es que muchos países europeos habrán prohibido los vehículos con motor de combustión interna. Por suerte, existe una amplia gama de modelos eléctricos irrumpiendo en el mercado, con una amplia variedad de precios que permite el acceso a un mayor número de individuos.
Pero existe otra alternativa ecológica de la que cada vez se habla más: el coche de pila de combustible de hidrógeno. Aquí te contamos más detalles de cómo funcionan estos modelos, y algunos pros y contras que tiene esta opción de movilidad.
Para empezar: ¿qué es el hidrógeno?
El hidrógeno es el elemento más pequeño y ligero, formado por un solo protón (una pequeña partícula con carga positiva) y un electrón (otra partícula con carga negativa). El hidrógeno es incoloro, inodoro, no corrosivo, no oxidante, no radiactivo, no cancerígeno y no tóxico.
¿Cómo se produce? Cuando usas la electricidad para dividir el agua en oxígeno (O) e hidrógeno (H2). Como este proceso también es reversible, podemos convertir el hidrógeno en electricidad añadiéndole oxígeno, y liberando agua como consecuencia. De esta manera, conseguimos un elemento totalmente libre de CO2 y, por tanto, una alternativa óptima para una conducción libre de emisiones.
¿Cómo funciona un coche de pila de combustible de hidrógeno?
De la misma manera que un coche eléctrico “ordinario” viene equipado con una batería, un vehículo de pila de combustible de hidrógeno tiene motores eléctricos. La única diferencia es que estos segundos cuentan únicamente con una batería y al menos un depósito de hidrógeno, además de la pila de combustible.
Al añadir oxígeno, la pila de combustible convierte el hidrógeno en electricidad y agua mediante un proceso electroquímico. Esta electricidad es la que proporciona toda la energía necesaria a la batería del coche, mientras que el agua limpia restante se descarga en forma de vapor de agua.
Los vehículos de hidrógeno: ¿una alternativa viable frente a los eléctricos?
Para saber si el coche de hidrógeno puede convertirse en un serio competidor, es fundamental comparar sus pros y contras frente a los vehículos eléctricos, de gasolina y diesel.
¿Y cuáles son sus pros? Además de estar libre de emisiones, una ventaja importante de los coches de hidrógeno es que, a diferencia del tiempo de carga relativamente largo de los coches eléctricos, la carga se realiza en pocos minutos. El repostaje es muy parecido a los depósitos de GLP (un combustible alternativo y ecológico, basado en gas licuado de petróleo).
A esto se le suma que la mayoría de los coches de hidrógeno tienen una mayor autonomía que los del resto de tecnologías ECO. Por último, los vehículos de hidrógeno también pueden aprovecharse de los beneficios fiscales de algunos países, que los hacen más atractivos económicamente.
Sin embargo, los coches de hidrógeno cuentan con una serie de contras. El principal es que, en la actualidad, hay pocos usuarios que elijan esta opción, por lo que las estaciones de carga son escasas. Es la pescadilla que se muerde la cola: la poca demanda equivale a pocas estaciones de carga de esta tecnología, lo que supone un freno para apostar por el hidrógeno.
Esto conlleva que, a diferencia de los eléctricos, el mercado automovilístico todavía solo tenga un número limitado de modelos de hidrógeno en el mercado, siendo el Hyundai Nexo y el Toyota Mirai dos de los más destacados.
Por último, los vehículos de hidrógeno tienen un coste elevado. Debido a que todavía hablamos de una tecnología emergente (y con opciones más escasas), en muchos países el pago mensual del renting es más alto, comparado con los coches eléctricos o los diesel.
¿Cuál es el futuro del hidrógeno?
Según el Consejo del Hidrógeno, una iniciativa global de las empresas de energía, transporte e industria, para 2050 el hidrógeno podría alimentar, en todo el mundo, más de 400 millones de turismos, 20 millones de camiones y 5 millones de autobuses.
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