Comportamiento de los conductores y buenos hábitos

buen comportamiento al volante

Al ponerse a los mandos de un vehículo, una persona tranquila y prudente, puede convertirse en un monstruo al volante. ¿Te suena familiar?

Seguro que sí. Esta escena ilustra una situación muy común en el tránsito cotidiano, en donde encontramos conductores que descargan toda su agresividad en el volante, poniendo en peligro su propia vida y la de otros conductores y peatones.

La falta de buenos hábitos de conducción, genera que aumente el riesgo de sufrir un accidente, además de dificultar en muchas ocasiones una circulación fluida.

Utilizar el teléfono móvil sin manos libres, leer y enviar mensajes mientras se conduce, el exceso de velocidad, pasar cuando el semáforo acaba de cambiar a rojo… estos son algunos ejemplos de malos hábitos de un conductor.

Es importante identificar esos malos hábitos. Pero, más importante aún es conocer los hábitos de un buen conductor y ponerlos en práctica.

Hoy, hemos preparado una lista de esos buenos hábitos, pero también destacamos lo que no debemos hacer cuando estamos al volante y las consecuencias que ello conlleva.

 

Los buenos hábitos de un conductor

Es posible encontrar buenos conductores en todos los rangos de edad, y en todos los estratos sociales.

Los hábitos de un buen conductor no son exclusividad de un género o de un grupo de personas definido. Veamos cuales son:

  • Prestar atención al tráfico alrededor: el buen conductor, consulta a menudo los retrovisores y anticipa las maniobras que otros conductores harán. Esta es una característica de un conductor cortés y seguro.
  • Circular por el carril derecho como norma general en vías de dos o más carriles: el buen conductor siempre conduce en el carril de la derecha, excepto cuando sobrepasa a los demás, de forma segura. Esto hace que los demás conductores, que viajan más rápido, o tienen necesidad de adelantarlo, puedan hacerlo de manera segura.
  • Indicar maniobras en el momento oportuno: un buen conductor señaliza a otros conductores con los intermitentes, cuando tiene intención de girar o cambiar de carril, con suficiente anticipación, de tal forma que permite a otros conductores actuar en consecuencia.
  • No bloquear las intersecciones: es necesario estar atento a la entrada a una intersección, de manera que
    no la bloquee cuando el semáforo cambie a rojo.
  • Respetar las fases semafóricas: si la luz cambia a ámbar fijo y tienes suficiente espacio para frenar con
    seguridad, debes hacerlo. Puedes poner en peligro la vida de ciclistas, peatones y otros conductores, al
    sobrepasarlo, solo para ahorrar uno o dos minutos.
  • Permitir la incorporación de otros vehículos a la vía: recuerda que tarde o temprano estarás en la misma
    situación.
  • Mantener una distancia suficiente con respecto al vehículo que tienes delante: la distancia debe ser tal,
    que permita contar con 2 a 4 segundos de reacción, en caso de una frenada repentina. Puedes utilizar
    las bandas pintadas en la vía para calcular esa distancia.
  • Respetar los límites de velocidad en áreas residenciales: son zonas donde puede haber niños corriendo
    y jugando en la calle, y pueden irrumpir de manera repentina en la vía, sin estar atentos a los vehículos
    que transitan por ella.
  • Ser respetuoso y paciente con los conductores ancianos, discapacitados o conductores con problemas
    mecánicos: mantén una distancia de seguridad mayor y ten paciencia. Es posible que la velocidad de
    estos conductores sea menor y su capacidad de reacción sea más lenta.
  • Facilitar y permitir el paso de vehículos de asistencia o emergencia con rapidez.

 

Ser tolerante con el resto de conductores . Preservar la seguridad de motoristas, ciclistas y peatones, respetar
siempre las normas de circulación, mantener el vehículo en perfecto estado, utilizar los sistemas de seguridad de
forma adecuada, etc… todos estos también son hábitos de un buen conductor.

Pero también están los malos hábitos. ¿Cuáles son? Aquí los explicamos…

 

Lo que no debe hacer un buen conductor

  • Utilizar el teléfono móvil mientras se conduce: Muchos conductores aprovecha el viaje para leer y
    responder el correo electrónico, enviar mensajes, hacer llamadas y videollamadas, todo ello sin el uso
    de los manos libres. Esto distrae la atención del conductor, y pone en peligro su vida y la de otros
    conductores o peatones. Las distracciones son una de las mayores causas de accidentes en carretera.
  • No respetar los límites de velocidad: conducir con exceso de velocidad es, sin duda, la mayor causa de
    accidentalidad en España, en Europa y en el Mundo. Se trata de una conducta que atenta contra la
    seguridad de todos los que circulan en la carretera. Las vías han sido diseñadas para que los
    automóviles circulen a determinadas velocidades máximas o mínimas. Recordemos que conducir a
    velocidad anormalmente reducida,, también implica un riesgo.
  • Conducir bajo el efecto del alcohol o las drogas: segunda causa de accidentes con víctimas fatales en el mundo. Es una conducta penalizada por todas las legislaciones de tránsito del mundo.
  • No mantenimiento del vehículo: la responsabilidad del mantenimiento de tu vehículo, es solo tuya.
    Neumáticos en mal estado, una avería o la detención repentina causada por la falta de combustible,
    puede ocasionar un accidente o, por lo menos, la molestia de muchos conductores que se encuentran
    tras de ti.
  • Conducir de manera agresiva o ser intolerante con el resto de usuarios de la vía: la carretera no es un
    espacio para desfogar la ira o la frustración de los problemas en casa o en el trabajo. Un conductor
    intolerante y agresivo, es un peligro potencial en las carreteras.
  • No planificar la ruta antes de salir a la carretera: el tener que utilizar el gps mientras se conduce
    provoca una distracción que podría conllevar graves consecuencias.
  • Conducir bajo presión o estrés: el tráfico diario en las grandes cuidades y en horas concretas puede ser
    muy elevado y causar retenciones, y por tanto, retrasos inesperados en la hora prevista de llegada. No
    tener prisa por llegar a nuestro destino y ser paciente. Más vale llegar tarde que no llegar nunca.

 

Los buenos hábitos de un conductor salvan vidas y generan un espacio agradable y seguro para la conducción. Esforcémonos por compartirlos y promoverlos.

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